¿Una imagen vale más que mil palabras o equivale a diez mil palabras? Buscando detenidamente este proverbio chino que tantas y tantas veces hemos escuchado y repetido hasta la saciedad, la sorpresa ha sido que el significado original fue el de la equivalencia, aunque en un momento determinado fue mal utilizado y cambio por completo su significado.
Pero ¿es cierto que una imagen equivale a diez mil palabras? Curiosamente no es una cuestión que admita axiomas, más bien navega a la deriva en un mar de interpretaciones que pueden, pudieron, han podido, y podrán admitir multitud de conclusiones acerca de los ejemplos que se propongan, de la mentalidad con que se los trate o, incluso, del momento en el que se mediten.
He aquí pues la piedra angular de la cuestión que me ha aturdido la cabeza en esta tarde otoñal de octubre. Poco después de entrar en esta misma página he observado la pintura de cabecera del magnífico Rembrandt: cálida, natural, profunda y, sobre todo, barroca.
A primera vista se intuye, en el centro de la imagen, una explicación fehaciente de un personaje curtido trasmitida a su joven acompañante que asiente con visos de comprensión. El entorno que les rodea -más anárquico- da pie a pensar en una improvisada celebración posiblemente de una contienda, tanto por la presencia de armas y atavíos como por las muecas de felicidad aparente.
A pesar de esta primera interpretación la propia curiosidad que me produce la pintura me empuja a conocer más a través de otras interpretaciones y descubro que la así llamada Ronda de noche tiene tantos secretos que hasta el mismo título es algo aceptado por el paso del tiempo, cuando el nombre originario fue La compañía militar del capitán Frans Banning Cocq y el teniente Willen van Ruytenburg.
El descubrimiento no termina aquí, pues pensando que el autor pinto esta obra por propia motivación, resulta que se trató de un encargo realizado por una compañía de arcabuceros de Ámsterdam y esta imagen plasma el momento en el que el mencionado capitán llama al alférez para formar la compañía. Curiosamente tanto los oficiales como los dieciocho componentes que les preceden pagaron al pintor una suma extra para pasar a la posteridad y la aparición de la niña entre los soldados es la esposa del pintor, entendiendo el grado de importancia dentro de la obra por la luminosidad que recibe.
Tras esta parrafada sobre interpretaciones diferenciadas –una de un aficionado y otra de Wikipedia- se comprende que el objetivo primordial a la hora de tratar todo lo relacionado con la Historia dentro de este rincón de la web va a tener un enfoque que puede admitir otros tantos, que su valor puede variar o alterarse a lo largo del tiempo y que por ello hemos de preguntarnos: ¿qué vale más?, ¿una imagen?, ¿diez mil palabras?, ¿ambas por igual? Bienvenidos.